La forma en la que una persona o pareja afronta un problema de fertilidad varia de un ser a otro.

En psicología el afrontamiento se define como el conjunto de habilidades o capacidades tanto mentales o cognitivas como conductuales para superar situaciones adversas que se nos presentan en la vida.

Estas capacidades son en gran medida las responsables de superar los problemas o dificultades para conseguir nuestros objetivos vitales. Aquí se encontraría la fertilidad.

La fertilidad se convierte en un objetivo vital. Cuando una mujer o pareja decide tener hijos y no puede de forma natural, entonces aparecen de repente obstáculos que se deben aprender a superar.

Las emociones de frustración, insuficiencia, miedo y ansiedad surgen como consecuencia de una situación que nos hace sufrir. En el caso de la infertilidad hace que las mujeres sientan una responsabilidad aumentada sobre el hecho de reproducirse y de continuar con la línea familiar. Aunque en una pareja heterosexual ambos sufren las consecuencias de la infertilidad, la carga emocional pesa más sobre la persona responsable de reproducción o sea sobre la mujer.

Y no solo esto, los altos niveles de estrés y ansiedad pueden hacer que las posibilidades de concepción se reduzcan considerablemente.

Todo lo anterior está respaldada en estudios que lo comprueban, además, lo sé porque YA LO VIVÍ.